Monday, September 21, 2009

Turquia



Estambul

La pregunta de todas las noches es; hoy ceno en Asia o en Europa?
Digna de su nombre, Bizancio (Estambul moderna), fue llamada después de su fundador Byzas, hijo del dios Apolo.



A Estambul llegue en el horno. El bicho que venía arrastrando desde Nepal y la India me estaba consumiendo (remitirse a las fotos del álbum Pamukkale en facebook, donde mi similitud a un prisionero de campo de concentración levanto varios comentarios) no mejoro en Turquía. Por suerte en Turquía me reencontré con Clara, mi amiga sueca, la misma de Indonesia, que algo de medicina entiende.

Cisterna romana

Yo le decía que con arroz y te por unos días ya me ponía bien, claro, hacia tres semanas que me venía poniendo peor. Me agarro’ cual madre, y me arrastro’ hasta el hospital. Ahí me dijeron que no me veía bien. Para hacerla corta, me tuvieron en el hospital una tarde con suero, porque estaba muy deshidratado, y haciéndome estudios. Estos tiraron que tenía unas bacterias en el estomago, anda a saber de que eran, que con unos antibióticos se fueron y finalmente después de tres semanas pude volver a disfrutar de la comida, especialmente de las delicatesen turcas.

Clara



Clara, Daria, Tioma, amigos rusos, y yo, en la Mezquita Azul


De un lado del Bósforo tengo la vieja Estambul, esa que nació con una aldea de pescadores llamada Caldea. Del otro, la nueva ciudad, que vale aclarar, “nueva”, me refiero a mas de dos mil años.

En el hospital


Me encontré con muchísimo más de lo que me esperaba. Estambul, antes Constantinopla y más atrás Bizancio, es una ciudad donde se cruzan todas las culturas occidentales. Griegos, romanos, bizantinos, otomanos, y todos hicieron su aporte. Lo que una vez fue un templo dedicado a Afrodita por los griegos, los romanos lo transformaron en un templo de Venus, y los primeros cristianos en iglesias, y a la vez cuando en 1453 los otomanos tomaron la ciudad, todas esas iglesias antes templos romanos y aun más atrás templos griegos, pasaron a convertirse en mezquitas.


Jebus en Santa Sofia

Es así como Santa Sofía, lo que fue la iglesia más grande del mundo construida en el siglo V DC, se transformo’ en una mezquita, y en 1923, con la secularización de Turquía en manos de Mustafá Kemal, Ataturk, padre fundador de Turquía y quien le dio su nombre, la declaro’ museo….para que mas de ochenta años después te rompan el ocote con la entrada.

"Smoke on the water", fumando en una antigua escuela coranica.

Perderse entre sus callecitas y sus mercados, donde la música de fondo es el grito de los mercaderes tratando de vender su mercadería, es una de las experiencias estambulianas, al igual que meterse en un local para fumar Narguile, la clásica chimenea árabe de donde se fuma tabaco frutado. Al que íbamos nosotros era una antigua Madrasha, o escuela coránica. Mucha onda.

Los mercados turcos

Esta vez vamos a hacerlo corto para que no torre, pasemos al próximo destino.


Cupula de la Mezquita Azul

Kapadoccia




Después de una semana en Estambul, con Clarita decidimos adentrarnos en el interior de Turquía, Kapadoccia. Este lugar es famoso por dos cosas: por ser la tierra de los primeros cristianos que le escapaban a la persecución del Imperio Romano, y justamente por sus casas, refugios y hasta ciudades enteras bajo tierra.



El paisaje de este lugar es increíble, sacado de alguna película de ciencia ficción, Entre las cavernas de Kapadoccia se encuentran las primeras iglesias cristianas, que eran clandestinas, ya que desde la muerte de Cristo a la legalización del cristianismo pasaron trescientos años, Legalícenla papa!!!




También nos metimos en ciudades enteras construidas subterráneamente, de hasta ocho niveles de profundidad, y pensar que esto lo hicieron hace más de dos mil años atrás. Nos dimos un par de panzadas con comida turca, nos perdimos en un par de cuevas, y partimos para nuestra próxima parada, Pamukkale.



Pamukkale/ Hierapolis

Viendo las fotos no se debe entender nada. Lo blanco no es nieve, es sal. En este desfiladero de sal, los romanos clavaron una ciudad, Hierapolis, que por sus propiedades “curativas” se transformo en el spa de los romanos. Y obviamente en el cabarulo. Se dice que Cleopatra venia seguido para mantener su juventud. Y también no dicen que te dicen eso para después venderte la estatuita de Cleopatra en pelotas pegándose un baño en Hierapolis.



La ciudad de puta madre, bastante mantenida y con un teatro romano casi intacto, muy linda, los turcos de este lugar…. Mejor no hablar, casi termino a las manos y en cana por un turco paj…, alzado. Si bien en Turquía están bastante más occidentalizados, parece que tomaron el estereotipo que también tienen los indios, de que si una mujer usa shorts, es rubia y occidental, es una atorranta. Es una historia larga, dejémoslo ahí.



Luego de Hierapolis/Pamukkale, teníamos ganas de refrescarnos un poco en el mar, así que encaramos para Fetiyhe.


Fetiyhe


Podría decirles que en el siglo dos antes de Cristo, en esta ciudad todos llevaron sus impulsos sexuales al extremo concretando todas sus fantasías, y que por eso se utiliza la palabra fetiche’ para hacer mención a las fantasías sexuales, pero les estaría chamuyando. Lo que si se’, es que las tumbas que cavaron los lycios en la ladera de la montaña son increíbles, y que el pueblito es muy relajado.


Acá, hicimos uso de nuestros carnets de buceadores pro, y nos mandamos una buceadita en el Mediterráneo. Ni un coral, ni un pescado, nada, pero estuvo bueno igual, vimos una vasija rota, uhh. Todas las noches íbamos al mercado del puerto, nos elegíamos un pescado, y lo llevábamos a unos restaurants que te lo cocinan ahí enfrente tuyo.


Para el postre pasábamos por el mercado de los dulces, y probábamos todas las muestras gratis, hasta que al tercer día que hicimos esto los flacos estaban resignados a vendernos algo y nos ponían cara de culo.

Se nota en mi cara que estoy enfermo no?
Clara se volvió a.., a.. como se decía? Trabajar? Algo así. Que era eso? Buen, no importa, se volvió a Suecia, igual nos íbamos a reencontrar después, en unas semanas, en Barcelona. Así, con mapa en mano, siguió mi viaje por Turquía solo, y la próxima parada iba a ser Kas (se pronuncia Kash).



Kas

Fue una parada corta, lo suficiente como para nadar un poco en el Mediterráneo, irme a los mercados, y comer bien en la hostería donde me aloje’, desde donde veía una antigua ciudad romana y el mar de fondo.

Me lo tome tranqui, agarre’ el mapa, quise planificar un poco el viaje, me di cuenta de que no puedo planificar el viaje, que me gusta ir viendo sobre la marcha, y hable’ con mucha gente que tenia medio abandonada. Pero lo que si definí, fue mi próximo destino.



Si digo Selcuk (Selshuk) seguramente nadie lo conozca, así que mejor vamos a llamarlo por su nombre antiguo, Ephesus, o en nuestros libros de historia, Éfeso.


Éfeso
Tal vez no sea un Atenas, un Esparta, Bagdad, Alepo o Alejandría. Sin embargo, Éfeso fue uno de los centros culturales, económicos y políticos más importantes de la antigüedad. Y sus ruinas son testigo de ello. Todavía me acuerdo cuando leía uno de mis libros favoritos, Alexandros, Las Arenas de Amon, el segundo libro de la trilogía de Manffredi, y este relataba como Alejandro Magno luego de la batalla del rio Granico avanzo’ sobre Asia conquistando todas las ciudades a su paso, y Ephesus era un de ellas, tal vez una de las más importantes. Todavía recuerdo como fue el sitio a esta, y como derribaron sus murallas.




Para llegar a esta todo el mundo opta por un bus turístico, y no es para hacerme el canchero, pero realmente los tours le quitan absolutamente toda la magia a un lugar, y generalmente informan muy mal sobre estos. Hay gente que se va de Éfeso pensando que están en Grecia. Al margen. Las virtudes de caminar un lugar es que uno realmente conoce el lugar. Así, mientras me estaba muriendo de calor, en el medio de la ruta, pase por la puerta de una finca, donde debajo de un árbol de peras, estaba sentado cual gaucho en la pulpería, un campesino local. Muy amablemente, y con señas, me invito’ a tomar con él y me ofreció fruta de sus árboles; manzanas, peras, higos, de primera mano.


Haciendo dibujos en la arena, me dio a entender de que estaba ahí, casi sobre la ruta, por que los grasas de los turistas, frenaban el auto solo para arrancar las frutas de sus árboles, como si fuese algo pintoresco del lugar. “Sabes que en Turquía vas manejando por la ruta, y vez arboles de frutas por todos lados, te frenas y, obvio!! Te llevas algunas!!” no, idiota, eso se llama robar. En fin, me despedí de mi amigo Mahmet, quien me despidió con una canción del folclore turco, show que filme con la cámara, y seguí camino. Éfeso es un chiche. Obviamente esta como una ciudad que data de más de tres mil años atrás, pero su increíble teatro romano con capacidad para más de 25 mil personas y su acústica única, deja a los arquitectos de hoy en día mal parados. Al igual que su biblioteca, sus baños, su Ágora y demás edificios públicos. Es una ciudad blanca, hasta las calles están hechas de mármol, no es difícil con un poco de imaginación trasladarse e imaginarse caminando por allí en el periodo romano, durante el esplendor de esta ciudad.



Al otro día, fui a la casa donde supuestamente murió la Virgen María. Obviamente nada de bus, así que hice dedo, me levantaron los jardineros de el parque de justamente la casa de la Virgen María, así que medio escabullido, me cole en el predio arriba de un tractor.



Ya sé lo que estarán diciendo, es un caradura, acaba de decir que sacar una fruta es robar y después va y se cuela en la casa de la Virgen María?? Ok, tienen razón. La cuestión es que el tipo este se rompió el culo para cultivar la fruta, y que el gobierno turco con una casita de dos por dos que le ponen una placa “Casa de la Virgen María”, te quiere romper el culo a vos con la entrada. En fin, muy monona, mucha gente rezando y tirándose agua bendita. Me mudo de país, esta vez por bote, me cruzo a Grecia.

Friday, September 11, 2009

Nepal

Estando tan cerca de este país “pancho” aplastado por dos gigantes como la India y China, no podía dejar de ir. Nepal es el paraíso del trekking, con los Himalayas, el Everest, etc, es un país donde la gente planifica años y años para ir y escalar, caminar, subir y bajar montañas, aunque muchos se quedan arriba. Es un país donde me dedique a hacer absolutamente nada, trekking?. A diferencia del resto de los visitantes, en Nepal me dedique a estar tranquilo, leer, ver bandas en vivo y disfrutar del ocio.


Es así que mi efímero paso por Nepal me llevo’ a Pokhara, un pueblo muy tranqui en el centro del país, y por supuesto su capital Katmandú. En esta última fui a visitar a una amiga norteamericana, Nikki, que estaba haciendo un curso de budismo en Bodart, cerca de la ciudad, y me termine quedando unos días en el convento. Me presento monjes, me explicaron algo de budismo, comí bien y me enferme mal del estomago. Malestar que arrastre hasta Turquía y que me tuvo en el hospital una tarde.

Puede sonar a cliché’ de la revista lugares, pero es un país donde la gente es muy amable, al estilo tibetano, abierta, sonriente y relajada. Aun así, desde 1996 se está desarrollando una guerrilla de insurrección maoísta en el interior del país. Pero fíjense que amable es la gente acá, que hasta los propios guerrilleros le dieron la bienvenida a los turistas en un comunicado oficial garantizándoles seguridad. Loco no? En otros países con guerrillas, te usan para obtener fondos secuestrándote..


Qué onda Nepal? Cortito: dependió durante prácticamente toda su historia, de India y China, o lo que fueron sus reinos a lo largo de la historia. Si bien por momentos tuvo cierta autonomía por su aislamiento en el valle de Katmandhu, los chinos e indios se disputaban su dominio constantemente. Pasaron los años, se instalo una monarquía, y a modo de telenovela berreta mexicana, hace unos años, el hermano del rey en un banquete familiar la limo, y mato a toda la familia real. Un quilombo! Imagínense, en una monarquía ancestral donde se comete regicidio y no se deja herederos. De repente los tipos tuvieron que improvisar un sistema “democrático”, y por supuesto vinieron las consecuencias de que este surja improvisadamente.

Necesitaba una afeitada. Y que mejor barbero que el que le rapa la bocha a los monjes en la salida del monasterio.

Aun así, uno puede caminar tranquilo tanto por Pokhara, como por Kathmandu y Bodart, esta ultima particularmente, ya que está llena de monjecitos buena onda. En Bodart me encontré con mi amiga Nikki que me llevo a una sesión de acupuntura con la doctora Fátima, una acupunturera, o como se diga, sino-musulmán. Porque? Porque estaba medio jodido del estomago. Fue una experiencia……de mierda, me pincharon todo, con lo que detesto las agujas, no veía que pase el tiempo para que me saque todas esas agujas, y encima no me curo nada.


El malestar del estomago fue empeorando, y todavía faltaba lo peor. A los pocos días emprendí la vuelta a la India para tomar mi vuelo a Turquía. Para conocer un poco más el país, elegí un cruce de frontera alternativo, mala idea. El viaje fue a través de montañas, en un jeep lleno de gente y por un camino destruido. Como si fuera poco, empeore del estomago y me la pase la parte final de viaje vomitando por la ventana del jeep. Después de cambiar veinticinco veces de transporte, llegue finalmente a las 12 de la noche al pueblo de la frontera. Obviamente busque un hotelucho donde caer muerto. Y si que era un hotelucho. Nunca dormí en semejante cueva. Sucio, viejo, lleno de mosquitos y bichos, y para colmo me tuve que fumar toda la noche la televisión de la recepción a todo volumen y los gritos de las prostitutas peleándose con el dueño del hotel. A las 5 de la mañana entro’ un tipo gritando en mi habitación algo en nepalí, me levante’ cagando de la cama y enseguida el tipo se dio cuenta que no era yo al que estaba buscando, por suerte.

Cuando salgo a la calle me dicen que el cruce queda a 5 km y que ese día era imposible cruzar en vehículo, ya que había una cola de más de 5 km de camiones. Así que le tire unos mangos a un local, y me llevo hasta el borde en un carro que se caía a pedazos empujado por un caballo semimuerto. No solo el caballo estaba en este estado, yo no la estaba pasando mejor.

Pálido, chupado, con vómitos, finalmente cruce el borde otra vez a la India, en carreta pero por la puerta grande. Así me despedí de Nepal, prometo que la próxima vez vuelvo para hacer algún buen ascenso a las montañas.


Las tardes en Pokhara