Estando tan cerca de este país “pancho” aplastado por dos gigantes como la India y China, no podía dejar de ir. Nepal es el paraíso del trekking, con los Himalayas, el Everest, etc, es un país donde la gente planifica años y años para ir y escalar, caminar, subir y bajar montañas, aunque muchos se quedan arriba. Es un país donde me dedique a hacer absolutamente nada, trekking?. A diferencia del resto de los visitantes, en Nepal me dedique a estar tranquilo, leer, ver bandas en vivo y disfrutar del ocio.
Es así que mi efímero paso por Nepal me llevo’ a Pokhara, un pueblo muy tranqui en el centro del país, y por supuesto su capital Katmandú. En esta última fui a visitar a una amiga norteamericana, Nikki, que estaba haciendo un curso de budismo en Bodart, cerca de la ciudad, y me termine quedando unos días en el convento. Me presento monjes, me explicaron algo de budismo, comí bien y me enferme mal del estomago. Malestar que arrastre hasta Turquía y que me tuvo en el hospital una tarde.
Puede sonar a cliché’ de la revista lugares, pero es un país donde la gente es muy amable, al estilo tibetano, abierta, sonriente y relajada. Aun así, desde 1996 se está desarrollando una guerrilla de insurrección maoísta en el interior del país. Pero fíjense que amable es la gente acá, que hasta los propios guerrilleros le dieron la bienvenida a los turistas en un comunicado oficial garantizándoles seguridad. Loco no? En otros países con guerrillas, te usan para obtener fondos secuestrándote..
Qué onda Nepal? Cortito: dependió durante prácticamente toda su historia, de India y China, o lo que fueron sus reinos a lo largo de la historia. Si bien por momentos tuvo cierta autonomía por su aislamiento en el valle de Katmandhu, los chinos e indios se disputaban su dominio constantemente. Pasaron los años, se instalo una monarquía, y a modo de telenovela berreta mexicana, hace unos años, el hermano del rey en un banquete familiar la limo, y mato a toda la familia real. Un quilombo! Imagínense, en una monarquía ancestral donde se comete regicidio y no se deja herederos. De repente los tipos tuvieron que improvisar un sistema “democrático”, y por supuesto vinieron las consecuencias de que este surja improvisadamente.
Necesitaba una afeitada. Y que mejor barbero que el que le rapa la bocha a los monjes en la salida del monasterio.
Aun así, uno puede caminar tranquilo tanto por Pokhara, como por Kathmandu y Bodart, esta ultima particularmente, ya que está llena de monjecitos buena onda. En Bodart me encontré con mi amiga Nikki que me llevo a una sesión de acupuntura con la doctora Fátima, una acupunturera, o como se diga, sino-musulmán. Porque? Porque estaba medio jodido del estomago. Fue una experiencia……de mierda, me pincharon todo, con lo que detesto las agujas, no veía que pase el tiempo para que me saque todas esas agujas, y encima no me curo nada.
El malestar del estomago fue empeorando, y todavía faltaba lo peor. A los pocos días emprendí la vuelta a la India para tomar mi vuelo a Turquía. Para conocer un poco más el país, elegí un cruce de frontera alternativo, mala idea. El viaje fue a través de montañas, en un jeep lleno de gente y por un camino destruido. Como si fuera poco, empeore del estomago y me la pase la parte final de viaje vomitando por la ventana del jeep. Después de cambiar veinticinco veces de transporte, llegue finalmente a las 12 de la noche al pueblo de la frontera. Obviamente busque un hotelucho donde caer muerto. Y si que era un hotelucho. Nunca dormí en semejante cueva. Sucio, viejo, lleno de mosquitos y bichos, y para colmo me tuve que fumar toda la noche la televisión de la recepción a todo volumen y los gritos de las prostitutas peleándose con el dueño del hotel. A las 5 de la mañana entro’ un tipo gritando en mi habitación algo en nepalí, me levante’ cagando de la cama y enseguida el tipo se dio cuenta que no era yo al que estaba buscando, por suerte.
Cuando salgo a la calle me dicen que el cruce queda a 5 km y que ese día era imposible cruzar en vehículo, ya que había una cola de más de 5 km de camiones. Así que le tire unos mangos a un local, y me llevo hasta el borde en un carro que se caía a pedazos empujado por un caballo semimuerto. No solo el caballo estaba en este estado, yo no la estaba pasando mejor.
Pálido, chupado, con vómitos, finalmente cruce el borde otra vez a la India, en carreta pero por la puerta grande. Así me despedí de Nepal, prometo que la próxima vez vuelvo para hacer algún buen ascenso a las montañas.
Las tardes en Pokhara
Estambul
10 years ago
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