Wednesday, November 18, 2009

Madrid

Madrid es todo lo que uno se espera de una (ex) capital imperial. Grandes palacios reales, avenidas soberbias flanqueadas por árboles y arcos, jardines señoriales y barrios de calles angostas que delatan la antigüedad de la ciudad.

En Madrid me esperaba un amigo de la infancia y uno de los mejores amigos de mi hermano, Nico, con un tremendo asado acompañado de vino tinto. Ese día, después de mucho tiempo, mi estómago estuvo de fiesta.




Como es mi estilo, la caminé de punta a punta, la mejor forma de conocer una ciudad. Me perdí en el Museo del Prado entre su enorme colección de pinturas del rock star de los renacentistas, Jesús, con la Virgen, sin la Virgen, con Apóstoles, en la cruz, morfando, hablando con sus fans, rockeando el mundo antiguo, etc. Sin duda mis favoritos fueron las pinturas negras de Goya. Vamos a sacarnos la careta. Llega un momento en que te torra, y aunque estés viendo un Rembrandt, Velázquez o Ribera, salvo que te llame mucho la atención como me pasó a mí con las pinturas negras de Goya, o seas un amante de la pintura, al final termina pareciendo todo igual, iconografía religiosa y gente fea en exceso. Traté de hacerme el sofisticado y analizar algunos cuadros desde otros ángulos, y en varios encontré detalles que te sacan un “naaaa, groso!!!”. Pero como les dije antes, la pintura no es mi fuerte, que Mamá no me escuche.



De todas formas el Prado es un lugar imperdible, aunque sea para ver ese puñado de obras entre cientos que te llaman la atención y que vale la pena. Bueno, ni hablar para el que le interese la pintura. Al mismo tiempo hay cuadros que no podes creer la genialidad de los tipos, lo mismo con las esculturas, ante las cuales me saco el sombrero. Pero como ya había tenido una sobredosis de esculturas en Atenas no fue tan impresionante para mí.



El toque anecdótico se lo dan los turistas, especialmente los viejos que no saben tres carajos de pintura y le chamuyan a la familia o los pibes que se quieren hacer los grosos y quieren impresionar a su pareja o alguna minita, de repente te pueden llegar a tirar un “Ruben usaba una técnica que mezcla oleos con barros naturales, porque en Holanda abunda el agua al estar debajo del nivel del mar”, y a uno no le genera más que admiración por la capacidad y la dedicación de esas personas para decir pelotudeces. Así fue mi paso por el Prado ¿Reina Sofía? un boludo, me lo perdí, pensando que volvía para volver a Buenos Aires vía Madrid, se me escapó Picasso.


Dos lugares muy recomendables, el jardín del Retiro, muy “pitucon”, lindos paseos, para pegarse una buena caminata, y el Palacio Real, especialmente la armería. Acá están todas las armaduras medievales de Carlos V, Felipe II y un par más. ¡Eran unos gnomos! Medían metro cincuenta y eran unas lacras, es increíble que esos pibes hayan dominado medio mundo. Pero sin duda lo más lindo de Madrid es simplemente perderse en sus calles y clavarse jamón serrano a lo loco con un buen café en Plaza Mayor, dónde debo hacer un paréntesis ¿Alguien me explica porque había un pibe disfrazado del maraca del Ratón Mickey con una bandera de Estados Unidos en el medio de Plaza Mayor? Me revivió un impulso que tenía cuando era chico; ir corriendo y meterle una patada ninja en las cervicales, pero cuando era chico mi blanco era Ronaldo Mc´Donalds.


Después de despedirme de Nico y Bruno, otro amigo argento, encaré para el sur, tierra de moriscos, Andalucía, Granada.

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